Mientras en gran parte de Latinoamérica el 24 y el 25 de diciembre están marcados por celebraciones religiosas, reuniones familiares y tradiciones centenarias, hay un país de la región donde la Navidad no se festeja como tal. A pesar de ello, su modo de vida, sus costumbres cotidianas y su identidad cultural resultan sorprendentemente familiares para los argentinos, al punto de compartir hábitos, lenguaje y símbolos que atraviesan la vida diaria.
Un clásico de Navidad, galletitas de jengibre: conocé su historiaLa explicación no remite a una falta de celebraciones, sino a una particular relación con la religión y el Estado, construida a lo largo de la historia. Ese rasgo singular convierte a este país en una excepción dentro del mapa latinoamericano y despierta curiosidad sobre qué ocurre realmente cada 24 de diciembre y por qué, aun sin Navidad, la cercanía cultural con Argentina sigue siendo tan fuerte.
¿Cuál es el país de Latinoamérica que no celebra Navidad?
Uruguay es el único Estado latinoamericano donde la Navidad no figura como una celebración religiosa reconocida en el calendario oficial, debido a su fuerte tradición laica y a la separación formal entre la Iglesia y el Estado promovida desde principios del siglo 20.
La decisión de eliminar la Navidad del cronograma oficial data de 1919, cuando el país reemplazó esa festividad por el “Día de la Familia”, una conmemoración de tono secular que mantiene el feriado del 25 de diciembre sin su trasfondo religioso. Otras celebraciones tradicionalmente vinculadas al cristianismo, como el Día de Reyes y la Semana Santa, también fueron renombradas en calendario como parte de un proceso de secularización más amplio.
Aunque no existe la celebración oficial de la Navidad, muchas familias uruguayas adoptan costumbres similares de forma privada, como cenas, reuniones y decoración festiva, reflejando que, por fuera del reconocimiento estatal, la fecha sigue teniendo un lugar cultural entre la población.
¿Qué otros países no celebran la Navidad?
Son varios los países y sus culturas que las fiestas decembrinas, en especial el 24 de diciembre, día tradicionalmente religioso, no tienen el mismo significado.
Arabia Saudita: la Navidad no es parte de su cultura debido a su estricta adhesión al Islam. Aunque en el pasado estaba prohibido saludar a los cristianos o manifestar símbolos navideños, actualmente hay mayor tolerancia, permitiendo expresiones moderadas entre los cristianos.
China: para el gigante asiático la Navidad se considera una influencia extranjera que dista de la cultura tradicional china.
Desde 2018, se han restringido productos y celebraciones navideñas. El régimen chino inició una persecución a reuniones religiosas no autorizadas. El 24 de diciembre, las actividades regulares se desarrollan sin énfasis en la festividad navideña.
Corea del Norte: la Navidad está prohibida desde 2016 por decisión de Kim Jong-un, quien estableció el 24 de diciembre como día para honrar el cumpleaños de su abuela, considerada una figura revolucionaria. Se persiguen estrictamente las expresiones cristianas, y la población enfrenta controles rigurosos en esta fecha.
Tayikistán: la influencia rusa llevó a prohibir la Navidad en lugares como escuelas y espacios públicos tras un incidente violento asociado a la figura del Padre Frost. El 24 de diciembre no se celebra con árboles, regalos o cenas festivas debido a estas restricciones.
Somalia: con una población mayoritariamente musulmana, la Navidad no es reconocida oficialmente. Celebrar esta fiesta cristiana puede ser considerado un acto provocador que atraiga violencia o ataques, según líderes religiosos. El 24 de diciembre se vive según el calendario islámico, con actividades cotidianas.
Argelia: como país predominantemente musulmán, la Navidad no es una tradición extendida, pero no está prohibida. Solo un pequeño porcentaje cristiano celebra en privado, mientras el resto de la población sigue sus costumbres habituales el 24 de diciembre.
Brunéi: la Navidad está oficialmente prohibida, con penas de hasta cinco años de cárcel para quienes la celebren públicamente. Los cristianos pueden celebrar en privado bajo estrictas condiciones, pero el 24 de diciembre no se distingue en la vida diaria.